Decepcionante es el primer calificativo que acude a mi mente después de leer su artículo, don Santiago. No es extraño, desde luego que el alumnado universitario acabe licenciándose con carencias profesionales tan importantes como las que usted refleja en su diatriba, la cual no tiene desperdicio se mire por donde se mire. Debido a lo cual, con la intención de no hacerme pesadamente extenso, centraré mi respuesta en la cuestión que, profesionalmente, a un gran colectivo de compañeros del ámbito docente REAL nos afecta: los orientadores/as educativos/as.